Incansable

La Patrona mayor
Activista social que brinda ayuda humanitaria a migrantes centroamericanos

La labor de Norma Romero Vázquez como activista social inició hace 29 años, en 1995, cuando dio pan y leche a los migrantes que pasaban por la Comunidad La Patrona, en el municipio de Amatlán de los Reyes de donde es originaria.


Nunca imaginó que en 2015, la revista Forbes México la incluiría entre las cincuenta mujeres más influyentes y poderosas del país por su activismo social.


Asegura que ha conocido más a Dios a través de los migrantes, ella, todos los días maneja una camioneta que les donaron, y en la que se traslada para comprar verdura, pan y recoger la mercancía que le dan algunas empresas, con la que alimenta al menos 150 migrantes al día.


Actualmente tiene 50 años de edad y junto con su madre y sus hermanas sigue ayudando como aquel 15 de febrero, cuando regresaban de la tienda con los alimentos para su desayuno y vieron el paso del tren conocido como La Bestia. Cuando los migrantes les pidieron comida, ellas les dieron lo que llevaban. No sabían de dónde venían estas personas, hasta que un día que paró el tren en la vieja estación conocieron a los cientos de migrantes que querían llegar a Estados Unidos en busca del llamado «sueño americano»
Después de saber esto, reafirmó la labor de hacer comida y prepararla en bolsas para lanzarlas hacia el tren cuando pasara por su comunidad. Cada vez es mayor el número de alimentos que logran lanzar al tren con ayuda de otras mujeres.


Pero no sólo es alimento, Norma Romero apoya cuando el migrante requiere ayuda con alguna dependencia, derechos humanos y sobre todo trata de sensibilizar a la sociedad para que ayude a los centroamericanos, pues lamenta que sigan siendo tratados como delincuentes pero se ha tenido que preparar para brindar conferencias, charlas y pláticas no sólo en México sino en varias partes del mundo a donde ha sido invitada para hablar sobre el problema de la migración.


Es una defensora de los derechos humanos con los pies en la tierra, ella misma lo dice e indica que de nada sirve trabajar si se pierde la humildad, es la base esencial de todo.


Originaria de la congregación La Patrona, Norma Romero dice que seguirá trabajando a favor de los migrantes y hasta que Dios se lo permita.


Aunque pocos saben de la labor que también realiza en comunidades de la sierra, en donde lleva ropa, dulces, alimento y oración para las familias que carecen de todo.


En esta labor, la ayudan hermanas y vecinas, su madre ya cansada por la edad, sólo la asiste.


En el albergue » Esperanza del Migrante» que fue fundado por ella, han estado cientos de voluntarios de otros países, frailes, el padre Alejandro Solalinde, Obispos y arzobispos que reconocen su labor, pero insiste que sólo la hacen más responsable para ayudar a los miles de centroamericanos que huyan de sus países de origen en busca del sueño americano.


Su pasión, son las flores, el aroma a comida con leña, y sus amores, sus padres y su único hijo Jafeht, pues quedó viuda hace poco.


El amor por la labor humanitaria que realiza la impulsa a ser mejor persona y continuar hasta que Dios quiera dice finalmente.

Premios

Los premios que ha recibido a nombre también de sus compañeras son:
Presea “Corazón de León” por parte de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de Guadalajara.
En 2013 Premio Nacional de Derechos Humanos Comisión Nacional de Derechos Humanos
En ese mismo año, Premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria Gobierno de México, y además el Premio Nacional de Derechos Humanos “Don Sergio Méndez Arceo” Fundación Don Sergio Méndez Arceo.
En 2018 Doctorado Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.